Disciplina Positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 20 en las ideas de Adler, Psiquiatra infantil, junto con Dreikurs. Pero es a partir de los años 80, cuando con Jane Nelsen, se sistematiza, se experimenta y se comprueban, hasta el momento actual, el beneficio de esta manera de educar.

Es un modelo educativo para entender el comportamiento de los niños y de que forma podemos abordar su actitud para guiarles en su camino siempre de forma positiva, afectiva, firme y respetuosa tanto para el niño como para el adulto.

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Se basa en la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares y da herramientas a los padres para entender el comportamiento de sus hijos (incluso cuando no es adecuado) y reconducirlo con respeto y sin luchas de poder.

«No se trata de buscar el refuerzo positivo para el niño, si no de crear una relación positiva entre padres/madres e hijos/as»

Es un enfoque que no incluye ni el control excesivo ni la permisividad. Se basa en el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida.

Los cinco criterios a tener en cuenta para una disciplina positiva según la autora Jane Nelsen en su libro “Cómo educar con firmeza y cariño” son:

  1. Ayuda a los niños a sentir que pertenecen y que son importantes conectando con ellos.
  2. A través de la amabilidad y la firmeza se desarrolla el respeto mutuo y se alenta al niño para que se sienta capaz.
  3. Es eficaz a largo plazo al centrarse en la búsqueda de soluciones y ver el error como una oportunidad de aprender
  4. Enseña habilidades para la vida, sociales, emocionales y cognitivas (respeto, cooperación, resolución de conflictos…).
  5. Alenta a los niños para que descubran sus capacidades (sean autónomos y constructivos).

Disciplina positiva enseña a los adultos a emplean amabilidad y firmeza al mismo tiempo, sus herramientas no son punitivas ni permisivas.
Las herramientas y conceptos de Disciplina Positiva incluyen:

  • Respeto mutuo. Los adultos modelan la firmeza al respetarse a sí mismos y al necesidades de la situación, y amabilidad al respetar las necesidades del niño.
  • Identificar la creencia detrás del comportamiento. Disciplina efectiva reconoce las razones por las cuales los niños hacen lo que hacen y trabaja para cambiar esas creencias, en lugar de simplemente intentar cambiar el comportamiento.
  • Comunicación efectiva y habilidades para resolver problemas.
  • Disciplina que enseña (y no es permisiva ni punitiva).
  • Enfocarse en las soluciones en lugar del castigo.
  • Alentar (en lugar de alabar). El aliento incluye el esfuerzo y la mejora, no solo el éxito, y construye autoestima y empoderamiento a largo plazo.